Segunda Guerra Mundial. Batalla del AtlánticoAl declararse la guerra el 3 de septiembre de 1939, Dönitz estaba convencido de que sus U-boote no se encontraban alistados para entrar en guerra. En contra de los 300 U-boote que precisaba, en esos momentos sólo estaban disponibles 57 (30 del tipo II, 18 del tipo VII y 9 del tipo IX), de los cuales solo los 27 oceánicos (tipos VII y IX) estaban capacitados para atacar las rutas de abastecimiento de los aliados. Durante el primer año sólo pueden operar simultáneamente una media de cinco a siete U-boote. A todo ello se suman las limitaciones que el Art. 22 del Protocolo de Londres (4), acatado por la Marina de Guerra alemana, imponía a los submarinos en su acción contra los barcos mercantes, y el caso Athenia (5), que limitaron bastante la capacidad operativa de los U-boote durante el primer mes de la guerra.
No obstante, considerando el estrago causado por los pocos U-boote disponibles al inicio del conflicto, no es difícil imaginar que de disponer los alemanes de los 300 U-boote previstos por Donitz podría haber cambiado dramáticamente el equilibrio de la guerra.
El 19 de septiembre de 1939, su cargo de F. d. U. se convierte en B. d. U. Befehlshaber der Unterseeboote (comandante de la Flota de Submarinos). Su Estado Mayor se organiza en dos secciones: Operaciones, B. d. U.-Op. (mando táctico) y Organización, B. d. U.-Org. (adiestramiento y personal). El B. d. U. Op. tenía el mando táctico de todos los U-boote en el Atlántico, el Mar Norte y el océano Índico. Para las otras áreas del combate existe un F. d. U. Especial (Mediterráneo, Ártico) o áreas especiales de mando (Mar Negro y Báltico).
Tras la segunda semana de guerra, se anuncia el primer éxito. El U-29, mandado por el teniente de navío Otto Schuhart, había hundido el 17 de septiembre de 1939 el portaaviones británico HMS Courageous (22.500 t) tras lanzarle dos torpedos. Este hecho provocó una polémica sobre la vulnerabilidad de los portaaviones, que paralizó la construcción del Graf Zeppelín, previsto operativo para mediados de 1940, en el lado alemán, y suspendió la caza de submarinos realizada por portaaviones al oeste de Irlanda, del lado británico.
De pronto todo el mundo empieza a hablar de los submarinos. Al tiempo, Dönitz trabaja en un plan que convertiría el interés creciente por los submarinos en verdadero entusiasmo y que transformaría a Günther Prien en el primer héroe de la Segunda Guerra Mundial.
El plan de Dönitz u Operación BALDUR consistía en introducir sigilosamente un U-boot en la principal base naval de la Marina inglesa, el fondeadero natural de Scapa Flow (islas Orkney). La madrugada del 14 de octubre de 1939 el teniente de navío Günther Prien, al mando del U-47, torpedea al acorazado británico HMS Royal Oak (31.200 t). En 15 minutos, el veterano buque de guerra se hunde completamente, llevando consigo 833 de sus 1.234 tripulantes.
Aunque la acción de Scapa Flow provoca un abandono temporal de esta base de la Home Fleet y estremece al Almirantazgo británico y a su primer Lord, Winston Churchill, tuvo un efecto real mucho más profundo. Hasta entonces, el comodoro Dönitz (ascendido a contralmirante después de este éxito) había sido incapaz de convencer a Hitler de la capacidad real de la guerra submarina. El hundimiento del Royal Oak lo cambia todo. La construcción de U-boote se intensifica, se levantan las órdenes restrictivas a los comandantes y la Batalla del Atlántico se inicia realmente.
Dönitz prevé el abandono de la base de Scapa Flow y, con la finalidad de acosar el despliegue de la Flota y subyugar la capacidad operativa de los puertos ingleses, ordena sembrar de minas las cercanías a los mismos. Fruto de ello, el 21 de noviembre es dañado el crucero Belfast en el Firth of Forth, y el 4 de diciembre el acorazado Nelson, en la embocadura del Loch Ewe, por la explosión de una mina fondeada por U-boot del tipo II, 250 toneladas.
Pero no todo eran buenas noticias. La conocida como «crisis de los torpedos» pasó su factura. El primer mes de la guerra, el 14 y 20 de septiembre de 1939, la Marina alemana pierde los submarinos U-39 (tras atacar al portaaviones Ark Royal) y U-27, tras fallar sus torpedos. Son hundidos por cargas de profundidad lanzadas desde destructores.
El 30 de octubre de 1939, el U-56 tipo IIC, al mando del alférez de navío Wilhelm Zahn, se encuentra en medio de un grupo de buques de la Home Fleet navegando al oeste de las islas Orkney, constituido por los acorazados HMS Rodney (34.000 t) y HMS Nelson (34.000 t) y el crucero de batalla HMS Hood (42.000 t), escoltados por una cortina protectora de destructores. El U-56, a cota periscópica, en una posición ideal para el lanzamiento, dispara tres torpedos en abanico al buque insignia de la Flota HMS Nelson. A bordo se encontraban el comandante en jefe de la Home Fleet, almirante Sir Charles Forbes, el almirante de la Flota, Sir Dudley Pound, y el Lord del Almirantazgo, Winston Churchill, para determinar las acciones a seguir tras el hundimiento del Royal Oak. Dos torpedos impactan en el Nelson, pero no explotan. El U-56, con una rápida maniobra evasiva, logra huir. Zahn, bajo un profundo abatimiento, tras el notable «fracaso» sufrido, abandona su U-boat y pasa a labores de adiestramiento.
En abril de 1940, durante la Operación HARTMUTH (ocupación de Noruega), Dönitz ordena que se concentren 31 U-boote ante las costas de ese país, en previsión de un contraataque inglés. Durante dicha operación, de 31 ataques de U-boote realizados desde posiciones favorables, cuatro ataques sobre el acorazado HMS Warspite (31.500 t), futuro buque insignia del almirante Cunningham en la Flota del Mediterráneo, 12 sobre varios cruceros, 10 sobre destructores y cinco sobre transportes de tropas, no hubo un solo impacto. Todos los torpedos fallaron y ninguno explotó. Mal funcionamiento del encendido magnético del torpedo y funcionamiento parcial de la espoleta de percusión fueron las causas de estos fallos. Una investigación demostró que los torpedos eran defectuosos y que sus pruebas habían sido poco rigurosas. Günther Prien dijo que: «se le debía mandar a combatir con algo más que con un fusil de madera». Hasta que en diciembre de 1942 no fue introducida la nueva espoleta magnética a distancia (Pi 2), sólo se utilizaron torpedos con encendido de percusión.
Para oponerse a la protección que proporcionaba el sistema de convoyes establecido por los británicos, D6nitz plantea a partir de junio de 1940 la táctica de las Manadas de Lobos (Wolfpack, en inglés; Wolfsrudeltaktik, en alemán), desarrollada en el periodo de entreguerras. Tras recibir información de la detección de un convoy, el Cuartel General del B. d. U. activaba a grupos de U-boote que coordinados y guiados por radio proceden a converger hacia el mismo. Cuando se hayan agrupados, atacan simultáneamente al convoy por la noche y en superficie, siguiéndole durante millas y millas de navegación y continuando los ataques durante varias noches. Si el convoy es detectado por un U-boot, éste no ataca inmediatamente, mantiene el contacto e informa a otros U-boote sobre el tamaño, posición, rumbo, velocidad y composición del convoy. Estos ataques se inician lo más alejados posible del Reino Unido, proporcionando a los U-boote varios días para poder repetir los ataques.
Atacar en superficie y de noche permite a los U-boote mantener y superar las velocidades de los buques mercantes, agobiar a sus reducidas escoltas (el ASDIC permite la localización de los U-boote únicamente en inmersión), así como dificultar los ataques aéreos y su observación dada la baja silueta que ofrecían los mismos. D6nitz concentra sus ataques deliberadamente en los buques mercantes, por los beneficios estratégicos que supone una Gran Bretaña falta de los esenciales alimentos y suministros.
En junio de 1940, tras la caída de Francia, se ganan nuevas bases en la costa atlántica francesa: Lorient, Saint Nazaire, Brest, La Pallice y Burdeos, que permiten un acceso más fácil y rápido de los U-boote al Atlántico. Pese a las restricciones en el número de unidades, fue capaz de planificar cuidadosamente una exitosa campaña, que en 1940 le hace merecedor de la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro y el ascenso a vicealmirante. El éxito de los U-boote entre mayo y diciembre de 1940 (periodo que llegó a conocerse en el Arma Submarina como Happy Time o Die Glückliche Zeit), no queda explicado por la adquisición de las nuevas bases, ni por las tácticas de D6nitz, sino por el hecho de que al iniciarse las ofensivas de las Wolfpacks los británicos fueron incapaces de responder eficazmente a las mismas.
Al inicio de la guerra, Gran Bretaña no disponía de una aeronave diseñada para la escolta del convoy. En el periodo de entre guerras no se desarrolló una política para la formación táctica del convoy, ni se ensayaron medidas evasivas tendentes a distraer o hundir los U-boote atacantes. Los ejercicios de convoyes realizados fueron diseñados para que los escoltas practicasen con su ASDIC, cuya eficacia para anular el ataque de los U-boote fue sobrevalorada por los ingleses. Había una acentuada escasez de escoltas en el teatro Atlántico al tener que enviar buques para ayudar en las evacuaciones de Dunkerque o en la campaña de Noruega, donde muchos se perdieron o fueron dañados, o habían sido enviados al Mediterráneo o retenidos como protección contra la amenaza de invasión de Gran Bretaña. La consecuencia de esta retirada a gran escala de las escoltas fue la de despojar a los convoyes de cualquier defensa eficaz y dejar las manos libres a los U-boote.
Además, las autoridades británicas, tras la caída de Francia, se vieron forzadas a re dirigir todo el tráfico de entrada y salida a través del canal del Norte, entre Irlanda y Escocia, para evitar los ataques aéreos. Como consecuencia, los cuellos de botella provocados en este área ofrecen concentraciones tentadoras de barcos para los U-boote. El 17 de agosto de 1940, en respuesta al redireccionamiento de los convoyes, Hitler sanciona la guerra submarina sin restricciones fuera de los 20 grados de longitud W (los británicos sólo podían facilitar escolta hasta los 15 W), proporcionando a los U-boote más espacio y tiempo para atacar los convoyes.
Desde su puesto de mando de Kernevel, cerca de Lorient, Dönitz dirige y coordina sus manadas de lobos grises en el ataque a los convoy es ingleses, enviando al fondo del Atlántico más buques de los que pueden construir los aliados.
Con la reparación de buques puestos fuera de servicio, la inclusión de nuevos buques de escolta, las corbetas, y la concesión de un préstamo por parte de los Estados Unidos en septiembre de 1940 por el que Gran Bretaña obtiene cincuenta destructores, se incrementa el número de unidades que acompañan a un convoy. Esto, unido a una organización y equipamiento más eficaces y una mayor capacidad táctica de los escoltas de los convoyes, dificulta cada día más las acciones de los U-boote.
El periodo entre abril y septiembre de 1941 marca un cierto equilibrio en la Batalla del Atlántico. El significativo aumento de U-boote queda compensado por tres innovaciones aliadas, perfeccionadas en años posteriores:
- El radiogoniómetro, receptor de alta frecuencia de búsqueda direccional, HF/DF o huff-duff, permite captar las señales radio de los U-boote y, por tanto, calcular su posición y distancia aproximadas. Ello facilitaba el interceptar al U-boot antes de que lanzase su ataque o alcanzase el reagrupamiento, así como limitar su seguimiento del convoy al obligarle a sumergirse, llegando a perder incluso el contacto con el mismo.
- El radar, que no demuestra ser una valiosa arma en la lucha contra los U-boote en superficie hasta 1941. A finales de 1940 los buques y aviones de patrulla marítima estaban equipándose con unidades radar que facilitaban la localización nocturna de los U-boote. Los aviones equiparían posteriormente proyectores Leigh que, complementando al radar, les facilitaban la localización y ataque nocturno de los submarinos que navegaban en superficie. Esta situación ralentiza los desplazamientos de los U-boote entre sus bases francesas y las áreas de patrulla, al obligarles en muchas ocasiones a navegar en inmersión.
- La creación del Government Codes and Ciphers School, organización encargada del descifrado de los códigos de transmisión alemanes, que alcanza valiosos progresos en el curso de la guerra. Tras la captura de varios buques meteo y de aprovisionamiento, que permite completar informaciones importantes, se progresa en la capacidad para descriptar los códigos de la Kriegsmarine.
Un imprevisto suceso, desconocido por Dönitz, aconteció para ayudar a los aliados en esos progresos. El 9 de mayo de 1941, tras la captura del U-110 (teniente de navío Lemp) por el HMS Bulldog, los británicos están en posesión de la máquina Enigma, elemento principal del sistema de cifrado alemán, la cual permitía codificar y decodificar los mensajes enviados y recibidos por los U-boote, así como de los libros de códigos y valiosa información de inteligencia. Esta información permite al Almirantazgo el cambio de ruta de los convoyes amenazados y el inicio de una campaña de destrucción de los buques de avituallamiento alemanes destinados al apoyo de los submarinos en las zonas de operaciones.
Un llamativo número de «éxitos» aliados hace considerar a Dönitz la posibilidad de filtraciones o que el espionaje aliado accede a las comunicaciones de la Marina alemana (la versión naval de la Enigma, de tres rotores), por lo que pide para utilizar en sus U-boote, a partir del 1 de febrero de 1942, una versión mejorada de la Enigma (la M4, denominación naval Tritón, de cuatro rotores), lo que mejora sustancialmente la confidencial de las comunicaciones.
En septiembre de 1941, con la finalidad de apoyar las operaciones de Rommel en el norte de África, se trasladan en una primera remesa 10 U-boote al Mediterráneo. A pesar de los éxitos conseguidos, como el hundimiento al este de Gibraltar, el 13 de noviembre de 1941, del portaaviones HMS Ark Royal (22.600 t) por el U-81 (teniente de navío Guggenbergen), y que el 25 de noviembre el U-331 (alférez de navío barón Von Tiesenhausen) hunde en el Mediterráneo oriental al acorazado inglés HMS Barham (31.100 t), el citado traslado provoca una importante paralización de la ofensiva en el Atlántico.
Con la entrada en guerra de los Estados Unidos, el 11 de diciembre de 1941, se abre una nueva zona de operaciones para los U-boote al oeste del Atlántico. Ignoradas las más elementales medidas de seguridad en la lucha antisubmarina, al no establecerse el sistema de convoyes ni formarse patrullas aéreas antisubmarinas, y ante una escasa fuerza de protección, los U-boote realizan una carnicería a lo largo de la costa este americana, golfo de México y el Caribe. En esta operación, denominada REDOBLE DE TAMBOR (DRUMBEAT o PAUKENSCHLAG), de enero a agosto de 1942 hunden un total de 609 buques (3.100.000 t) frente a la pérdida de 22 U-boote.
Durante la segunda mitad de 1942 y primera de 1943, periodo más critico de la Batalla del Atlántico, Dönitz se enfrenta con sus prioridades y las órdenes recibidas, que le obligan a mantener U-boote en Noruega contra un posible desembarco aliado, en una época en que el enemigo reacciona vigorosamente en el teatro atlántico. Las patrullas aéreas aliadas representan el mayor peligro para los U-boote, a los que acosan constantemente tanto durante sus tránsitos como en las áreas de operaciones. Gradualmente irán incrementando su radio de cobertura en el Atlántico. Los escoltas se equipan con radares de onda centimétrica, que los alemanes no logran interceptar, y el ASDIC se perfecciona.
En enero de 1943, el gran almirante Erich Raeder, en total desacuerdo con Hitler, presenta su dimisión. Éste nombra el 30 de enero a Karl Dönitz gran almirante, reemplazando a Raeder como comandante en jefe de la Marina de Guerra (Oberbefehlshaber der Kriegsmarine- O. d. K). Mantiene el mando personal de la Flota Submarina y el control directo de las operaciones en lugar de encumbrarse al reino de la política y retirarse a un puesto más cómodo en retaguardia.
A partir de abril de 1943, la balanza se inclina claramente del lado aliado en el Atlántico. Se incrementan los ataques de aviones a los U-boote y se amplía la cobertura aérea del Atlántico tras la llegada de los B24 Liberator, siendo total tras la cesión de las Azores, en agosto de 1943, por parte de los portugueses. Para intentar recuperar la iniciativa, Dönitz introduce innovaciones tecnológicas: el torpedo acústico Zaunkonig o el Schnorkel, que permiten a los U-boote utilizar los motores diésel en inmersión, y en estrecha cooperación con el ministro de Armamento Speer, acelera la construcción de los nuevos submarinos de ataque, los tipos XXI y XXIII, aunque su fabricación es ralentizada por los bombardeos estratégicos aliados. Con excelentes prestaciones, pocos entran en acción con la guerra ya perdida. Tras la guerra sirven como modelos para la construcción soviética y americana.
En menos de un año el destino golpea duramente a Dönitz. El 19 de mayo de 1943 su hijo menor, Peter, de 21 años, oficial en el U-954, muere en el hundimiento del mismo durante el ataque al convoy SC 130 en el Atlántico Norte. En vista de esa pérdida, su hijo mayor Klaus es relevado del servicio en combate e inicia sus estudios como médico naval. El día 13 de mayo de 1944 convence a sus ex compañeros de armas para embarcar en la lancha rápida (Schnellboot) S-141, para lo que a priori es una simple patrulla en el canal de la Mancha. La S-141 es interceptada por una torpedera francesa y un destructor británico y hundida bajo su fuego cruzado, salvándose sólo seis tripulantes. Klaus Dönitz, de 23 años, no está entre ellos.
Para finales de 1944 la guerra está definitivamente perdida para Alemania y su Kriegsmarine. Los aliados poseen una superioridad aplastante en el teatro Atlántico, estando sus convoyes eficazmente protegidos mediante el apoyo de portaaviones de escolta y enérgicos grupos de apoyo. En este año, Dönitz pierde una media de 23 U-boote por mes.
En el este, ante el avance del Ejército soviético, la situación se toma trágica. Para evitar que la masa de refugiados que afluyen hacia el oeste caiga en manos del Ejército Rojo, Donitz ordena un plan para la evacuación de la parte oriental de Alemania, Prusia y Curlandia, con la finalidad de asegurar el traslado de la mayor parte de la población, tropas y civiles, a los puertos en Alemania occidental. Para este proceso de evacuación masiva despliega Dönitz sus últimas unidades de superficie en el Báltico, así como los restos de la Marina Mercante. La idea general de la evacuación y la orden correspondiente estaban más allá de la capacidad de Dönitz como comandante en jefe de la Armada, pero no obstante sus órdenes se ejecutaron, a menudo contra la resistencia de las autoridades locales del partido nazi.
La operación de rescate en el Báltico, que tras 115 días finaliza el 9 de mayo de 1945, está considerada como la mayor operación de evacuación de la historia moderna, trasladando a la zona occidental más de dos millones de personas, incluyendo a unos 450.000 soldados. Durante este periodo, aunque la guerra estaba claramente pérdida, muchos buques y unidades del Ejército alemán combatieron contra el avance de las fuerzas soviéticas para asegurar el rescate de sus compatriotas y compañeros, luchando y sacrificando sus vidas en la defensa de su país y sus gentes, en la más pura tradición del soldado. El éxito de esta operación radica principalmente en que se consiguió con sólo aproximadamente un 1 por 100 de pérdida de vidas (7).
El 30 de abril de 1945 se conoce, para sorpresa general, que Hitler, en su testamento político escrito antes de suicidarse el 29 de abril, nombra a Dönitz su sucesor como presidente del Reich (Reichsprasident) y comandante en jefe de la Wehrmacht (Oberbefehlshaber der Wehrmacht). Cede el mando de sus U-boote y de la Kriegsmarine al almirante general Von Friedeburg. El gran almirante instala un gobierno interino del Reich en Flensburg-Mürwik (ciudad fronteriza con Dinamarca en la región de Schleswig-Holstein), desde donde intenta negociar un armisticio con los aliados en el oeste. Mientras, trata de seguir la lucha contra la Unión Soviética y ganar el máximo tiempo que permita un mayor repliegue de los alemanes del este hacia el oeste y evitar que caigan prisioneros del Ejército Rojo. Para ello, designa a Von Friedeburg para negociar una rendición parcial ante el Grupo de Ejércitos Británico del mariscal Montgomery. Londres acepta, y el 5 de mayo los alemanes comienzan a rendirse a los ingleses.
Autoriza al jefe de operaciones del Alto Mando de la Wehrmacht, coronel general (generaloberst) Alfred Jodl, para firmar los documentos de rendición ante los aliados y consigue aplazar la capitulación total solicitada por Eisenhower hasta el 9 de mayo, en que cesan las hostilidades en todos los frentes. El 8 de mayo de 1945 Dönitz asume la capitulación y anuncia por radio la rendición incondicional de todas las fuerzas alemanas.
En su última orden a sus U-boote, emitida el mismo día, Dönitz agradeció a sus hombres su lealtad inquebrantable y les pidió que se guardasen para el servicio a la patria, ordenándoles dirigirse en superficie hacia los puertos británicos o americanos para rendirse.
El 23 de mayo de 1945, Dönitz, Jodl y Von Friedeburg (se suicida tras el arresto) son convocados a bordo del buque de pasaje Patria. Puestos bajo arresto por los aliados una vez que éstos tuvieron el control de Alemania, se procede a disolver su gobierno. Las medidas tomadas durante el arresto fueron tan humillantes que incluso el primer ministro británico Churchill se mostró muy disgustado con el trato dado a los prisioneros. Fueron internados en el centro de detención de Mondorf (Luxemburgo) hasta mediados de agosto en unas condiciones aceptables, siendo posteriormente trasladados a Nuremberg donde, ya inculpados como criminales de guerra, se les confina en condiciones más severas. Fueron instalados en celdas individuales, de tres por tres metros, sin calefacción ni agua caliente, con un policía militar a su puerta día y noche. No podían hablar entre sí, excepto durante los descansos, ni abandonar su asiento en la sala. No se les permitió a los acusados portar insignia militar alguna, ni se les reconoció el tratamiento debido a su rango militar.
Ya lo dijo el rey de los galos cuando saqueó Roma en el 390 a. C.: «¡Ay de los vencidos!», expresando con estas palabras la triste realidad de que son los vencedores los que imponen «sus leyes» a los vencidos.