Hans Langsdorff siempre será en la historia un personaje controvertido por las encontradas opiniones que provoca.
Ser el comandante de un navío de guerra alemán de gran porte nunca fue fácil porque jamás ninguno de ellos tuvo la oportunidad de hacer bueno ese axioma: "El que está en alta mar es el que manda". En ambas guerras mundiales, las unidades que salía a combatir estaban mandadas desde Berlín y así es lógico que a veces la cosa acabara como acabó.
Si tú eres el comandante de un buque de guerra o de un grupo de combate y antes de salir a combatir ya te dicen " ... cíñase a hundir mercantes y rehuya el combate con unidades de similar o superior porte al suyo. Solo combata con unidades inferiores a la suya y siempre que tenga la ventaja ", ya sales condicionado y solo así se explican las actitudes de comandantes como langsdorff, Marschall, Lütjens, Kummetz, etc.
Solo un comandante alemán se salió un poco de esta línea: el contralmirante Erich Bey. Pero ya se sabe que ser un buen capitán de destructores hay que estar un poco loco y ser muy agresivo. Así se comportó con el Scharnhorst y se hundió con él en el combate de la Isla de los Osos.
Volviendo a Langsdorff, esas mismas eran las instrucciones que tenía: combatir contra el tráfico mercante y rehuir el combate contra unidades medianas/pesadas enemigas.
1. Su primera misión consiste en alcanzar el Atlántico sin dejarse ver, evitando a tiempo todo buque que pudiera aparecer en el horizonte. Observará usted la misma actitud, incluso después de una posible rotura de hostilidades entre Inglaterra y Alemania, en tanto no reciba usted un telegrama ordenándole que comience sus operaciones.
2. Su misión consistirá, a partir de entonces, en destruir por todos los medios los buques que aseguran el abastecimiento del enemigo. Evitará usted todavía, en la medida de lo posible, entrar en contacto con navíos militares adversarios. Aunque éstos últimos sean inferiores a usted en potencia, no los atacará más que en caso de que sea indispensable para proseguir su misión principal: la destrucción del comercio.
3. Cambiando frecuentemente de zona de operaciones, sembrará usted la inquietud en el campo enemigo, dificultando, por consiguiente, la navegación, aunque no obtenga ningún resultado directo. Acrecentará usted tal inquietud trasladándose en ciertos momentos a regiones más alejadas…
Orden del Mando naval alemán, Berlín, 1939#GGC11C
Pués bien, Langsdorff ya había decidido volver en breve a Alemania por problemas mecánicos en los motores (ovalado de cilindros, grietas en la bancada, etc) que ya no podían ser resueltos con los recursos de a bordo, pero tenía clavada una espinita (y sus oficiales con él): no habían probado su crucero contra otras unidades de guerra.
La ocasión se le presentó cuando tras su última captura supo que para evitar malos encuentros, los grandes convoyes británicos que hacían el trafico comercial de sudamérica navegaban lo más ceñido al continente. El sabía que dichos convoyes iban escoltados por destructores, y raramente, un crucero ligero. Pués bien, decidió matar dos pájaros de un tiro y se aproximó a 150 millas de la costa brasileña, poniendo a continuación proa al sudoeste para alejarse de ella a velocidad de crucero. Se proponía cortar la ruta de los buques comerciales que alcanzaban Buenos Aires y Montevideo desde el nordeste y el este.
Hasta ahí, todo correcto por parte de Langsdorff. Analicemos ahora esos supuestos fallos.
1. Confundir a los dos cruceros ligeros que acompañaban al crucero pesado HMS Exeter con destructores (HMS Ajax y HMS Achilles), aproando directamente a ellos cuando desde la distancia
Los avistamientos se hacía en el Graf Spee por medio del telémetro principal de puntería, por lo que cuando se avistó lo que creía un crucero ligero y aproó hacia él ya no había marcha atrás porque él sería detectado a su vez. Técnicamente hizo lo que tenía que hacer, pero los medios de la época impidieron la identificación correcta del enemigo hasta que fue tarde para rehuir el combate.
, por su mayor alcance artillero, podía haber acabado con ellos sin necesidad de encajar nada.
Siempre y cuando se hubiesen mantenido en línea de fila a velocidad regular. Algo que los ingleses no tenían pensamiento de hacer, como ya lo demostraron rejoneando entre los tres al Spee. No olvidemos que el menos veloz de los cruceros ingleses le aventajaba en cinco nudos y correrían como galgos para cerrar distancias sin que éste pudiera evitarlo ya.
2. Disparar simultáneamente sobre los tres cuando el único que tenía capacidad de hacerle daño de verdad era solo el primero
El Graf Spee empezó disparando sobre el crucero pesado, pero no puedes olvidarte de dos cruceros ligeros que te estan disparando con todo lo que tienen y debes mantenerle la distancia a bases de disparos. El crucero alemán evidenció una extrema vulnerabilidad a los proyectiles de 203 mm que le causaron daños de cierta importancia (perforaron su cintura acorazada con extrema facilidad), pero los 150 mm ingleses dejaron acribillado el casco y las superestructuras no protegidas. Estos daños fueron una de las causas por lo que Langsdorff no busco el mar abierto. Solo las torres principales y el frontal de la torre de mando soportaron el castigo sin consecuencias.
Esto lo hizo un 150 mm que atravesó el casco como si fuera de papel.

Apunta Sierra que debía de haber centrado su ataque en el HMS Exeter y una vez liquidado este ir a por los dos siguientes.
En este caso, el maestro De la Sierra peca de iluso. Ninguno de los dos cruceros ligeros ingleses se iba a estar quieto mientras desmantelan a su buque insignia. El Exeter pudo romper el contacto y huir gracias a la actuación del Ayax y el Achilles, que atacaban continuamente desde ambas bordas y lanzaban torpedos casi de continuo mientras que se cubrían con cortinas de humo. Así es imposible centrar un ataque en un solo barco.
Dejar escapar al HMS Exeter, muy tocado, poniendo rumbo a Montevideo (menudo suspiro tuvo que dar el Capitán de Navío Harwood) seguramente para que fueran atendidos los heridos que llevaba embarcados. Pero ésto…¿es censurable?
El Exeter pudo escapar por el motivo que expuse antes: el Graf Spee tuvo que defenderse del audaz y pertinaz ataque de los cruceros ligeros ingleses que acribillaron al crucero alemán (incluso hirieron al propio Langsdorff).
En cuanto a su entrada en Montevideo, no creo que fuese unicamente por asistir a sus heridos, el comandante de un buque en condiciones de combatir no puede permitirse ese lujo. He leído de varias fuentes que los daños del Spee no fueron tan leves como dicen, uno de los proyectiles del Exeter hizo bien su trabajo y destruyó la planta generadora de vapor de alta presión. Este vapor era vital para purificar el combustible y el aceite lubricante. La planta potabilizadora de agua, las cocinas y el lavadero, dependían igualmente de ese vapor.
¿Qué espectativas de huir hacia alta mar podía tener el Graf Spee ... ?
- Sin combustible puro
- Sin agua potable
- Sin cocina
- Con 2/3 de su munición agotada
- Con su casco hecho un
gruyère y con boquetes a la altura de la línea de flotación
Quizás otro comandante más arrojado hubiese intentado volver así a Alemania (con pocas posibilidades a mi parecer), pero Langsdorff sabía que eso era casi imposible y solo le quedaban dos opciones
- Luchar hasta hundirse con la bandera en todo lo alto
- Intentar entrar en un puerto neutral donde reparar y asistir a sus herido.
Aquí es donde entra en juego la personalidad de Langsdorff, según dicen, un hombre de unas cualidades humanas y morales excepcionales. Escogió lo último.
4. Picar el anzuelo de los británicos creyendo que efectivamente había efectivos de la Royal Navy esperándole fuera, contra los que no tenía opción. Al parecer esto no era así..
Esto ocurrió a causa de la gran simpatía de la que gozaba Inglaterra dentro de Uruguay y la escasa (o nula) ascendencia de la diplomacia alemana en aquel país. La prensa, políticos, ejército, etc colaboraban abiertamente con los ingleses a la vez que retrasaban cuanto podían los arreglos dentro del crucero alemán. Decididamente Langsdorf no anduvo fino a la hora de elegir a que lado del Rio de la Plata debía dirigirse.
Como ya dije, el embajador inglés en Montevideo, Eugen Millington Drake (por Dios, que apellido) era hombre influyente y consiguió que la prensa y radio diesen las falsas noticias de que el Cumberland ya estaba allí y el Renown y el Ark Royal venían a tiro forzado. A Langsdorff solo le quedaban tres opciones
- Forzar la salida (de locos de ser verdad las noticias)
- Internamiento (vergüenza e ignominia)
- Autodestrucción y hundimiento (mal menor)
El hundimiento del Graf Spee lo fue por la acción de su propia tripulación, por lo que automáticamente pierden sus derechos sobre él. Y más aún si el pecio no contiene víctimas que puedan hacer que sea considerado tumba de guerra.
Y como está en el lado uruguayo del Rio de la Plata, es ese país el dueño legítimo según las leyes internacionales.
Saludos.